Omar Ortíz

BIOGRAFÍA

Nace en Guadalajara, Jalisco, México en 1977, donde aún reside. Despierta un gran interés por el dibujo y la ilustración desde temprana edad. Cursa la Licenciatura en Diseño para la Comunicación Gráfica, donde aprende a trabajar con diferentes técnicas como el dibujo, pastel, carboncillo, acuarela, acrílico, y la aerografía.

Al terminar sus estudios de Diseño Gráfico decide dedicarse al mundo de la pintura. En el año 2002 Cursa sus primeras clases de Oleo con la Pintora Carmen Alarcón a la cual considera su principal maestra de Artes Plásticas. Actualmente Pinta al Oleo por considerarla la técnica más noble.

“Desde que comencé a pintar siempre he tratado de representar las cosas lo mas real que puedo, algunas veces lo logro y otras no pero lo que es un hecho es que para mi es muy dificil hacer lo contrario.

Disfruto mucho el reto de reproducir los tonos de la piel con luz natural y los matices que nos brinda, particularmente en ambientes muy iluminados. Me gusta mantener la simplicidad en las piezas ya que creo que los excesos nos vuelven más pobres que ricos.”

CRÍTICAS

Enamorado de la forma y del color.

‘Tengo la satisfactoria impresión de estar asistiendo al principio de una obra pictórica asombrosa’.

Con estas palabras presentaba en 1954 el todavía desconocido escritor Gabriel García Márquez a toda una promesa pictórica, el pintor peruano–colombiano Armando Villegas.

El pintor mexicano Omar Ortiz, pese a su juventud, debe ser considerado como una figura indiscutible de la pintura realista. Sus inicios en el óleo se remontan al año 2002 y desde entonces ha demostrado una maestría que le eleva entre los grandes.

Se formó técnicamente con la pintora Carmen Alarcón, aunque su inspiración estilística y temática está más cercana al hiperrealismo académico de pintores como el chileno Claudio Bravo.

En esta muestra nos presenta sus últimos trabajos, que son un resumen de sus preocupaciones pictóricas.

En su obra destacaría cuatro constantes:

  • la búsqueda de la belleza
  • la preocupación por lo táctil
  • la impresión de aparente simplicidad
  • y el amor por el color.

La belleza es una esencia que emana de cada uno de sus cuadros. En los desnudos femeninos la busca a la manera clásica en proporciones exquisitas, en rostros serenos y en un toque de sensualidad. En sus naturalezas muertas, el ideal de perfección se muestra en el detalle minucioso, de honrada paciencia, que nos invita a reflexionar en silencio sobre el paso del tiempo.

Disfrutamos de estos óleos con la vista, pero el sentido que realmente nos excitan es el del tacto. Las manos buscan acariciar, sentir la fina piel de las modelos, comprobar la calidad de las telas o tomar uno de los frutos apilados. El pincel consigue engañarnos. Luces y sombras crean una entidad corpórea. Sentimos la calma respiración de las jóvenes. Los paños colgados parecen salir del cuadro. Las granadas son comestibles…

Ninguna fantasía distrae la atención del espectador. Cuerpos y objetos se presentan en composiciones sencillas pero no vacuas. Son figuras individualizadas, que no necesitan de un fondo para apoyarse. Ellas solas son las protagonistas por méritos propios. El pintor no tiene ninguna duda de su capacidad expresiva y por eso las magnifica en formato grande.

El color es otra de sus señas de identidad. El blanco está casi siempre presente e ilumina en mil matices su obra transmitiendo pureza y energía. En las series de cuadros con telas colgadas encontramos la variedad. Aquí no sólo le interesa la textura del objeto sino también crear atractivos juegos de color. Cuando utiliza el rojo resulta apasionado y brillante. Sus amarillos y dorados son atrevidos y lujosos. El negro en sus cuadros no es la ausencia de color. No nos queda más que desearle mucha suerte.

Alfredo García Gómez-Álvarez
Algargosarte

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Omar Ortiz utiliza el cuerpo humano como elemento principal en su obra, la relación entre éste y su manifestación no solo es natural, sino inevitable. El espectador se encuentra de frente a personajes con ciertas características y reacciona de acuerdo a su circunstancia. A partir de aquí, siempre digo que la pintura me sorprendió, me emocionó y consecuentemente me cautivó.

De la pintura de Omar atrae el como descontextualiza la cotidianeidad de los objetos, otra característica de su obra es la posibilidad que nos brinda de utilizar las imágenes propias, al dotarlas de un lenguaje artístico, como ajenas, o simplemente nos permite observarlas y reutilizarlas en un collage especulativo, realizando un reciclaje de imágenes como herramienta expresiva independiente de la calidad intrínseca de la obra; quizás porque se apoderan de una narrativa propia, actúan como piezas íntimas, atrapadas en sí mismas, fuera de contexto y espacio.

Carmen Alarcón

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Pocas personas son capaces de comprender la belleza en la simplicidad y poseen la sensibilidad para admirar los detalles que se conjugan para lograr la perfección en ella.

Omar Ortiz posee esa singularidad, acompañada de un extraordinario talento para representar en sus lienzos el Realismo. En los óleos de este mexicano, luces y sombras coexisten en armonía, desde el rayo de luz que acaricia etéreo la piel desnuda de una mujer, hasta aquellas sombras que se proyectan en la lejanía, rebeldes, como si con ello nos hiciesen cómplices de su esplendor.

Desde la primera mirada, las composiciones son sensuales, los desnudos construidos a detalle, logrando tal perfección en las figuras femeninas, que pareciera de un momento a otro pudieran incorporarse y caminar hacia nosotros renunciando a la perpetuidad.

Apasionado del movimiento y las texturas, utiliza el contraste en ellas y así logra acentuarlas; fondos de apariencia áspera y pieles tersas y sublimes que se expresan en silencio, un arte conceptual que retoma la filosofía y el arte clásico.

El amor a la Escultura Renacentista puede percibirse en el uso del cuerpo humano como la belleza absoluta, la expresión serena y melancólica que evoca a la estética de las esculturas clásicas, en donde el dramatismo y el movimiento es parte importante de la composición. En su obra “La creación de Eva”, la más emblemática a mi parecer, el artista reproduce un detalle de la famosa pintura de Miguel Angel “La creación de Adán”, pintando el icónico brazo divino en un segundo plano, con un contraste de textura en tono antiguo, logrando con esto una gentil alusión a esta obra maestra.

“ La perfección no es cosa pequeña, pero esta hecha de pequeñas cosas” - Miguel Angel Buonarotti.

El amor a la pintura es un ciclo constante de inspiración que tiende a crecer a un nivel muy íntimo e instalarse en nuestra memoria, sereno, virtuoso y divino… como el arte de Omar Ortiz.

Eva N. Pedraza Arriaga

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Omar es un “buscador de belleza”, la capta, la sintetiza con su asombrosa técnica y nos la devuelve para disfrute de nuestros sentidos.

Su estilo aparentemente clásico, se vuelve inusitadamente actual con diferentes recursos: incluye elementos tan contemporáneos como un pantalón vaquero, un logotipo o las huellas de la ropa de baño sobre una piel ligeramente bronceada. Convierte los temas de “estudio de pintor” en obras maestras en sí mismas.

El minimalismo es una constante en su obra. En lienzos de gran formato plasma imágenes carentes de cualquier elemento superfluo sobre fondos lisos, creando grandes contrastes de color o texturas. Nos quiere dirigir hacia la esencia de las cosas, obligándonos a reflexionar sobre su naturaleza.

Son obras de una asombrosa luminosidad, en las que nos muestra el choque de la luz contra las materias o sobre la piel humana, haciendo casi transparentar el alma que hay detrás de ella. Frecuentemente elige temas que provocan un gran choque visual, unas veces entre texturas, otras entre colores fuertemente contrastados y otras entre la propia simbología de los objetos. Se sirve de ciertos temas clásicos o religiosos, así como de la tauromaquia o el desnudo femenino para mostrarnos esa belleza intrínseca de las cosas, como los pliegues de una tela, provocando nuestra concentración en ella para obligarnos a captar su verdad. Otras veces el tema elegido son los lienzos colocados del revés, y entonces además, nos ayuda a reflexionar sobre ciertos aspectos del arte contemporáneo.

La distancia emocional del espectador con la imagen, el ensimismamiento de sus figuras humanas, la intimidad en la que parecen querer aislarse, está trucada: nos aleja a kilómetros para luego acercarnos a la velocidad de la luz con un título, un espejismo o una dualidad, un juego de palabras o un juego visual.

Su técnica pictórica es más que fotográfica, es celular. Y compaginada con su maestría en el dibujo nos ofrece retazos de vida contemporánea llevados al estudio del pintor, como un científico lleva muestras a su laboratorio: primero las limpia de contaminaciones, para después de aislarlas, someterlas a minuciosos análisis; luego las contrasta con los reactivos más adecuados, y el estudio del resultado le llevará a descubrir su sustancia y naturaleza. Cuando ya está muy seguro de su descubrimiento, lo expone y comparte con los demás miembros de su comunidad.

Marta Moro Rodríguez

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Conocer a Omar Ortiz es adentrarnos en un mundo de perfección, movimiento y sensualidad; la combinación perfecta entre el realismo y la fantasía.

Pero, ¿quién es Omar?, ¿ dónde desarrolla todo su talento? Nace en Guadalajara, Jalisco en 1977, desde muy niño despierta su interés por el dibujo y la ilustración. Su padre, visionario de este talento, lo anima a que estudie diseño para la comunicación gráfica, donde aprende a trabajar diferentes técnicas en dibujo: pastel, carboncillo, acuarela y acrílico. Al finalizar sus estudios decide dedicarse delleno a la pintura.

Bajo la influencia de Claudio Bravo e Istvan Sandorfi, Omar se introduce en el hiperrealismo con total y absoluta libertad, es a ellos a quienes les dedica sus primeras pinceladas, mas tarde llegarían Javier Arrizabalo y José Luis Corella pintores españoles con quien lleva una entrañable amistad.

En el hiperrealismo es donde descarga toda su inspiración, pero no lo hace simple, lo combina con el minimalismo en el que predominan los blancos, las telas y la figura humana, esa combinación mágica ha sido el sello característico de su obra.

Omar sabe diferenciar entre lo sutil y lo extremo, la fuerza de su pintura siempre va acompañada de la fineza de los rasgos y de la perfección de su técnica.

Cuando Omar Ortiz pinta, utiliza la figura humana como el elemento principal, lo cual no es solo natural sino cautivante. El ver de frente a sus personajes, dotados de características especiales, sensuales y armónicas, nos sorprende y por consecuencia nos fascina.

Verónica Green

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